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¡Saludos, mis lectores!

Hoy, tras más de tres años sin actividad por mi parte en estas páginas, me he decidido finalmente a retomar mi blog y a poner un poco de orden en mis recuerdos. Siempre he pensado que escribir y narrar mis experiencias, es también un modo de analizar la imprenta que dejan en mí a medida que pasan los días, cada vez más fugaces conforme envejezco. La idea de «revivir» este viejo blog flotó por mi cabeza por primera vez durante mis vacaciones el pasado agosto, lo apunté en mi lista de recordatorios del iPhone y hoy, tras añadir algunas cosas más a esa larga lista, he pensado que sería un buen momento para materializar la idea.

La idea es sencilla: voy a tratar de contaros con algo de detalle cómo están yendo varios aspectos de mi día a día. Seguiré hablando de forma desenfadada sobre mi trabajo, mi mundo interior y también, cómo no, sobre mis aficiones. También es posible que retome el hábito de reseñar algún juego de mesa, videojuego, película o serie que me haya gustado y me apetezca recomendar. Así que, sin más dilación, me sirvo un buen vaso de refresco y me pongo con ello.

Permitidme que comience hablando sobre mí (a fin de cuentas, este es el Blog de Helios). Me encuentro muy bien de salud. De hecho estos dos o tres últimos años he tenido mejor salud que nunca con escasos episodios de migraña y pocos o ningunos de fiebre. Siempre fui propenso a la fiebre y a las migrañas, pero lo cierto es que disfruto de un período de calma que estoy aprovechando mucho. Y la verdad es que con cada año que pasa desde que terminé mi doctorado, la vida se me hace más sencilla y simple, así que no me cuesta aprovechar dicha calma. Como comentaba en el preámbulo, puedo apreciar como con cada año que pasa los días se sienten más cortos y eso hace que uno siempre quiera invertir su tiempo en lo que más le apetece, sin inseguridad ni rodeos. Creo que la edad, además de volver a uno más sabio (en mayor o menor medida), también acentúa el carácter y la ambición, cambiando el modo en que uno afronta dilemas o cuestiones cotidianas. Cuando llego a casa del trabajo, lo primero que hago es ponerme cómodo y dedicarme a una de mis muchas aficiones. La más habitual, sigue siendo leer o jugar a algún videojuego. Así que simplemente, tras ponerme mis zapatillas con el logo de Batman de la película homónima de 1989, reviso qué libros tengo encima de mi mesita de noche (actualmente por suerte sólo hay uno, pero en agosto había 4 en una pila alarmante) y decido si mi vista todavía tiene fuerzas para ayudarme a evadirme del mundo real, escapándome a terrenos y reinos de fantasía y ciencia ficción. Si esta primera condición no se cumple, la siguiente es ir a mi despacho, encender el PC, los monitores y los altavoces y abrir Discord mientras reviso si hay algo interesante que ver en Youtube o si me apetece jugar a algo en Steam.

Antes de tratar más a fondo mi tiempo lúdico, hablo un poco de mi trabajo. Sigo en GISCE, la empresa que tuvo bien en acogerme hace más de 4 años. Con el tiempo, la empresa ha ido creciendo y yo junto a ella, tal y como se me prometió el primer día que la visité. GISCE es una empresa de soluciones para el sector eléctrico, un sector grande y MUY interesante del que incluso tal vez merezca la pena hablar algún día con detalle en este blog. Cuando entré en esta empresa, mi trabajo consistió en tomar el testigo como desarrollador de una herramienta para realizar previsiones de consumo eléctrico a futuro. Pero poco a poco, y año tras año, mi alcance y dominio sobre el sector se fue expandiendo. Y hoy puedo decir con orgullo que he desarrollado y ayudado a desarrollar soluciones para la comercialización, la distribución e incluso la representación a mercado del sector eléctrico. Me siento muy cómodo tanto con el entorno de desarrollo (principalmente desarrollamos en lenguaje Python) como con mis compañeros de trabajo (que en este sector cada vez veo más como hermanos de batalla). Es un trabajo muy duro, pues el sector eléctrico es susceptible de muchos cambios a lo largo de un único año. Cambios regulatorios que principalmente aparecen de un día a otro en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y que no nos queda más remedio que leer, estudiar, comprender y adaptar. Y con adaptar no me refiero únicamente a implementar dichos cambios, sino que los documentamos de una forma más entendible para que también nuestros clientes finales puedan entender qué está ocurriendo en esta marea de ir y venir que es el sector de la electricidad en España.

Lo que me parece más bello de mi trabajo es que cada día tienes la oportunidad de aprender algo nuevo. Los compañeros que llevan más años que yo son auténticos «hackers» y uno puede aprender de ellos todo tipo de trucos y técnicas. Ya sean en el ámbito de las bases de datos, de la seguridad informática, del acceso a servidores remotos o simples «katas» para programar mejor. Y esto, al mismo tiempo, me sirve a mí para tratar de enseñar y transmitir lo que aprendo a otros. Cuando llegan nuevas incorporaciones, suelo ser de los primeros en pasar por sus mesas para darles la bienvenida, echarles una mano para montar el entorno de desarrollo y comentarles brevemente por dónde solemos movernos cuando empezamos este camino. Los que me seguís de hace mucho tiempo, sabéis que tengo vocación como maestro y, a pesar de que he podido ejercer muy poco tiempo como profesor, llevo ya más de cuatro años pudiendo enseñar de un modo distinto, alejado del mundo académico y de la revisión por pares que pude conocer y habitar durante mis años de doctorado. Aquí, día a día, hay compañeros que piden ayuda o consejo con su trabajo diario. Y los viernes, a última hora de la semana, solemos hacer formaciones internas donde uno elige un tema y lo expone durante una hora aproximadamente a los demás. Estos temas pueden ser propios de la «capa de negocio» o pueden ser más técnicos. Esta parte de mi trabajo es de las que más amo, porque nunca se aprende más que cuando se trata de enseñar a otro. Y, del mismo modo que llenar párrafos de este blog derramando en ellos mis inquietudes y pensamientos, cuando uno prepara una presentación sobre un tema siempre le ayuda a reflexionar más sobre el mismo y a ordenar sus conocimientos, incluso ampliarlos si es necesario para la charla. En mi día a día, dirijo uno de los equipos de desarrollo y resuelvo problemas que vayan surgiendo mientras implementamos y mejoramos más herramientas para el sector. Y como veis, al mismo tiempo, convivo con mis hermanos de batalla y nos vamos ayudando y formando entre todos. Como suelo decir, la vida es más fácil si te rodeas de los mejores. Y aprender lo es más si te rodeas de expertos.

En cuanto a mis aficiones, en primer lugar voy a hablar de la lectura. Ya hace casi un año que la editorial Timun Mas por fin llegó a publicar el último libro de la serie La Herejía de Horus, seguramente el universo que más me ha inspirado, entretenido y marcado hasta la fecha (sí, por encima de Star Wars y de El Señor de los Anillos). Pues bien, desde noviembre de 2022 la estantería de mi comedor puede lucir la serie completa de 54 libros, todos de la misma edición. Ha sido un largo camino desde que empezase con ello por allá en 2012, pero diligentemente he ido cultivando esta colección y mi afición por la misma. Ahora ya ando coleccionando y leyendo su secuela, la serie El Asedio de Terra, cuya segunda novela está al caer y Timun Mas tendrá a bien de publicar el próximo mes. También he leído algunas novelas más de dicho universo que va trayendo la editorial Minotauro, como Lo Invinito y lo Divino o como Ahriman: Exilio. Si me aburriese de leer novelas de Warhammer 40,000 y de La Herejía de Horus, aún tendría esperando títulos de Stephen King que me regalaron por navidades y otras obras más pequeñas.

En cuanto a videojuegos, la verdad es que 2023 no ha sido un año muy prolífico para mí, pero la diversión ha empezado sobre todo a partir de setiembre. Sí que ha habido títulos interesantes para mí durante el año, como Like a Dragon: Ishin! o Diablo IV, pero la verdad es que a lo que más he dedicado tiempo ha sido a completar juegos más viejos que tenía pendientes y a jugar a Final Fantasy XIV Online y a otros títulos junto a mis amigos. Pero como digo, en setiembre y en octubre la cosa se ha ido animando. Esta semana ha salido Sonic Superstars, que me parece un muy buen juego 2D de Sonic, y la semana próxima podré volver a disfrutar de una de mis sagas favoritas en PC con la Metal Gear Solid: Master Collection Vol.1. Además, acaba de salir también en acceso anticipado Warhammer 40,000: Warpforge, un juego de cartas coleccionables de los creadores de Warhammer Horus Heresy: Legions. Por si fuera poco, en noviembre SEGA lanza una secuela de Yakuza y también tendremos el primer juego de estrategia en tiempo real ambientado en los reinos de Age of Sigmar. El año va a acabar muy bien para mí en cuanto a videojuegos, de eso no tengo la menor duda.

En cuanto a juegos de miniaturas, la verdad es que es posiblemente lo que más se ha «disparado» este año tras un largo período de letargo. Uno de mis mejores amigos me hizo llegar una invitación honorífica a un torneo de Warhammer 40,000 en Alicante. Nada más y nada menos que el BeerHammer, un torneo que celebró su tercera edición en setiembre, de la mano de la Asociación GT de Alicante. No podía negarme al honor de dicha invitación, así que me puse manos a la obra. Me hice un ejército nuevo, esta vez dejé a un lado a mis queridos Necrones y me forjé y pinté un ejército de Mil Hijos, al mando de mi amado primarca Magnus el Rojo. En Alicante me trataron como a un auténtico rey, conocí a mucha gente y tuve el placer de enfrentarme a auténticos maestros. Y eso que llevaba sin jugar desde 8ª edición y estrenaba ejército, de hecho me leí y estudié el reglamento de 10ª durante mi trayecto en tren desde Girona hasta Alicante. Tras cuatro partidas, mi juicio me dice que el juego es más ágil y sencillo que nunca, sin perder epicidad por el camino. Y la verdad es que fue una experiencia tan agradable el retomar el «hobby» tras tantos años de abandono por mi parte, que tan pronto volví de Alicante me puse con proyectos que tenía pendientes de hace años. El primero, ensamblar y pintar un Nagash, Señor Supremo de los No Muertos. Y a continuación, abrir y ensamblar por fin la caja de The Horus Heresy: Age of Darkness para dar forma con ella a mi nuevo ejército de La Herejía de Horus, aparcando en este caso a mis Mil Hijos en favor de vestir los colores de la Legión Alfa, esta vez al mando de mi otro amado primarca Alpharius. Mientras me queda sólo esperar a que me lleguen las matrices con armas especiales y pesadas para mis dos últimas escuadras de Marines, ya estoy moviendo hilos para ver si logro encontrar oponentes y compañeros de juego en Girona. Es complicado e improbable, ya que The Horus Heresy es un juego muy nicho al lado de Age of Sigmar, Kill Team o Warhammer 40,000… pero que no se diga que no lo he intentado. A fin de cuentas, colecciono y pinto porque me encanta este universo, sus novelas me inspiran y me relaja ensamblar miniaturas. Si además, luego las puedo llevar a la batalla, pues todavía mejor.

Por último, en cuanto a juegos de mesa, este campo es el que sigue siempre estancado. Por suerte, cada octubre/noviembre suelo reunirme con mis dos amigos Ric y Loky, que me echan una mano y estrenamos algunos de los muchos juegos que se acumulan en los estantes de mi despacho. Algunos de los que me apetece más estrenar son Pesadilla antes de Navidad: ¡Compite por las fiestas! (apropiado para este mes por la decoración y las luces que me rodean en estos momentos y que no desarmaré hasta bien entrado noviembre), Aliens: Otro glorioso día en el cuerpo (del cual justo ayer me llegaron sus tres expansiones para añadir misiones y personajes al juego), Star Wars: The Deckbuilding Game (desde hace mucho, la construcción de mazos ha sido mi mecánica favorita en juegos de mesa) y Guerra del Anillo: El juego de cartas (de los muchos juegos temáticos del imaginario de JRR Tolkien, el juego de tablero Guerra del Anillo es el único que a mi parecer da la talla contra el universo que ambienta, así que tengo curiosidad por comprobar cómo han sabido adaptar esa experiencia a juego de cartas).

Lo cierto es que en cuanto a series y películas no tengo mucho que contar. La serie nueva ambientada en Castlevania que ha hecho Netflix me ha decepcionado tanto que sólo aguanté dos episodios (y eso que soy muy fan de las dos primeras temporadas de la serie que sacaron hace unos años). Sí he disfrutado bastante la serie Ahsoka en Disney+ y estoy re visionando Dragon Quest: Las Aventuras de Dai, que fue un anime muy querido de mi infancia y hace unos años sacaron una versión nueva que esta vez sí completa la obra de Riku Sanjo. Además, hoy he empezado a ver La caída de la Casa Usher, que sí me parece interesante, al menos los dos primeros episodios que he disfrutado esta tarde en mi salón, a oscuras y con el Dolby Atmos. No tengo nada en el punto de mira que me interese especialmente, pero si aparece algo ya informaré en futuras entradas del blog.

¡En fin! Tras más de una hora escribiendo, creo que por fin os he puesto al día de todo lo que quería contar hoy. Perdonad la perorata, pero comprended que es difícil ser breve cuando uno tiene que retomar un blog que no se había actualizado desde marzo de 2020. Espero que hayáis disfrutado al menos de parte de mis relatos, que estéis bien y que podáis disfrutar a fondo de este fin de semana de octubre.

Hasta la próxima, mis lectores.

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